Los modelos de masculinidad se conforman con los valores, las capacidades y las aptitudes que se otorgan a los hombres por el hecho, biológico, de serlo. Son productos de una cultura y de un momento histórico determinado.
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Connell define la masculinidad hegemónica como “la configuración de la práctica genérica que encarna la respuesta corrientemente aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado, la que garantiza (o se toma para garantizar) la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres”.
Si entendemos la hegemonía como la dinámica por la cual un grupo exige y sostiene una posición de liderazgo en la vida social, podemos definir la masculinidad hegemónica como el modelo de masculinidad que, apoyándose en determinados valores, creencias, actitudes, mitos y conductas, legitima y hace posible que los hombres ejerzan el poder y la autoridad en la sociedad. Como señala Kaufman, la masculinidad hegemónica fundamenta una organización patriarcal de la sociedad y justifica la subordinación de las mujeres en ella, apoyándose en que el poder y el control forman parte de la masculinidad y de la esencia del proyecto de convertirse en hombre, una forma de poder que exige obediencia y que otorga la capacidad de sancionar a quienes se resisten o no acatan ese mandato. De esta manera, los hombres que no cumplan el papel social que les otorga la masculinidad hegemónica serán señalados como ‘menos hombres’ y recibirán críticas y presiones desde su entorno social.
La masculinidad hegemónica se construye en la interrelación social y necesita de una articulación de los poderes sociales, políticos y culturales para mantenerse y para reproducirse. Es un fenómeno colectivo que se encarna en lo individual, que forma parte de nuestro imaginario colectivo y que reproducimos las personas concretas en nuestra cotidianidad.
Como señala Bordieu, la masculinidad hegemónica se convierte en norma, se incorpora a nuestra subjetividad y guía los procesos formales e informales que contribuyen a su reproducción. Se articula, como apunta Badinter, en el pensamiento de que el hombre “para hacer valer su identidad masculina, deberá convencer a los demás de tres cosas: que no es una mujer, que no es un bebé y que no es homosexual”. Esta identidad se construye por medio de la relación con uno mismo, con los otros y con el mundo (Kimmel).
La masculinidad hegemónica no es el único modelo de masculinidad existente ni es el mismo en todas las sociedades, pero sí es el que ha conseguido una posición de hegemonía en un momento y en un lugar determinado. Puede cambiar y convive con otros modelos de ser hombres.
El modelo hegemónico masculino es reproducido de manera desigual por los hombres. Hay hombres que lo reproducen con absoluta fidelidad, pero también un buen número de ellos que, como señala Connell, no forman parte de esa primera línea a favor de la desigualdad y manifiestan otras actitudes más flexibles. Sin embargo, esos hombres tampoco se enfrentan a ese modelo que justifica muchos de los privilegios que disfrutan, manteniendo una actitud cómplice (masculinidad cómplice) con la masculinidad hegemónica y beneficiándose de ella. Frente a este modelo existen otros de masculinidades subordinadas y marginales, que han sido expulsadas de lo que la masculinidad hegemónica define como legítimo para ser hombre. Los modelos de hombres homosexuales o los de otras etnias son algunos ejemplos.
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¿Qué es la masculinidad?
La masculinidad es la identidad masculina que se da a los hombres
por el hecho, biológico, de serlo.
Cambia según la cultura y el momento histórico.
Los componentes de los modelos de masculinidad son:
- los valores
- las capacidades
- las aptitudes
¿Y qué es la masculinidad hegemónica?
La hegemonía es la forma por la que un grupo exige y sostiene
una posición superioren la vida social.
Podemos definir la masculinidad hegemónica
como el modelo de masculinidad que hace posible
que los hombres ejerzan el poder y la autoridad en la sociedad.
Se apoya en:
- valores
- creencias
- actitudes
- mitos (ficciones)
- conductas
La masculinidad hegemónica establece una organización de la sociedad
en la que los hombres dominan a las mujeres.
Se aprovechan de que el poder y el control forman parte de la masculinidad.
Convertirse en hombre significa:
- usar ese poder
- exigir obediencia
- sancionar a quienes se resisten o no ejecutan ese mandato
De esta manera, los hombres que no cumplan el papel social
que les concede la masculinidad hegemónica
serán señalados como “menos hombres”
y recibirán críticas y presiones desde su entorno social.
¿Cómo se construye?
La masculinidad hegemónica se construye a través de las relaciones sociales.
Es un fenómeno colectivo que toma forma en lo individual.
Forma parte de nuestro imaginario colectivo y las personas concretas
Lo desarrollamos en nuestra vida cotidiana.
Para mantenerse y para reproducirse,
necesita de una articulación de los poderes:
- sociales
- políticos
- culturales
Como señala Bourdieu, la masculinidad hegemónica se convierte en norma,
la vemos como normal.
Por eso, la reproducimos.
Badinter apunta que el hombre
“para hacer valer su identidad masculina,
deberá convencer a los demás de 3 cosas:
que no es una mujer, que no es un bebé y que no es homosexual”.
Kimme añade que esta identidad se construye por medio de la relación:
- con uno mismo
- con los otros
- con el mundo
¿Es el único modelo para todos los hombres?
La masculinidad hegemónica no es el único modelo
de masculinidad existente ni es el mismo en todas las sociedades.
Sin embargo, ha conseguido una posición de dominio en un momento
y en un lugar determinado.
Puede cambiar y convive con otros modelos de ser hombres.
El modelo hegemónico masculino
es reproducido de manera desigual por los hombres.
Hay hombres que lo reproducen con absoluta fidelidad,
pero también un buen número de ellos que, como señala Connell,
no están a favor de la desigualdad
y manifiestan otras actitudes más flexibles.
Sin embargo, esos hombres disfrutan de los privilegios de dominación masculina
y no se enfrentan a ella.
Mantienen una actitud cómplice (masculinidad cómplice)
con la masculinidad hegemónica y se benefician de ella.
Frente a este modelo, existen otros de masculinidades oprimidas
que han sido expulsadas de lo que la masculinidad hegemónica
define como auténtico para ser hombre.
Los modelos de hombres homosexuales
o los de otras etnias son algunos ejemplos.