Antes de principios del s. XIX, las personas con identidades u orientaciones sexuales no normativas podían ser acusadas de inmoralidad o llevadas ante los juzgados, pero a partir de entonces pasarían a interesar a la investigación médica de la época.
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Aunque ya en 1869 Westphal publicaba un caso que podríamos describir como transexualidad con los parámetros actuales y otros autores escribieron posteriormente sobre casos similares, no sería hasta 1980 cuando la transexualidad entraría oficialmente en las clasificaciones psiquiátricas como diagnóstico. Aparecería por primera vez en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), coincidiendo con el momento en el que la homosexualidad salió de esta clasificación.
En nuestro contexto, desde 1970 se han ido articulando movimientos que defendían los derechos de las personas trans. Hace unos años, en algunos grupos emerge la demanda de despatologización de la transexualidad, defendida por personas trans que no consideran que estén afectadas por un trastorno mental, por lo que no requerirían un diagnóstico ni una tutela psiquiátrica.
Las movilizaciones de este activismo trans aumentan y se coordinan progresivamente hasta la organización de la campaña internacional "Stop Trans Patologization 2012" (STP2012), que consigue que, en octubre de 2009, colectivos de más de 40 ciudades de todo el mundo se manifestaran exigiendo la retirada del Trastorno de la Identidad de Género de los manuales internacionales de diagnóstico, el libre acceso a tratamientos hormonales y a cirugías de reasignación sin tutela psiquiátrica y, en España, la supresión de la necesidad de someterse a tratamiento hormonal para modificar el nombre y la inscripción relativa al sexo en los documentos oficiales.
En los últimos años, las asociaciones mayoritarias de personas trans se han posicionado a favor de la despatologización, así como voces críticas del ámbito de la filosofía, la sociología, la antropología o profesionales de la psiquiatría y la psicología que trabajan con personas trans.
En el momento actual, los criterios diagnósticos de transexualidad en el DSM hablan de juegos, de vestimenta o de compañía a la hora de jugar que niños y niñas deberían tener en función del sexo. De esta forma, a la vez que se considera la transexualidad un trastorno mental, se convierte implícitamente la transgresión de los estereotipos de género en una psicopatología. Así, manteniendo el diagnóstico se contribuye a defender como saludables unos estereotipos sexistas, que no sólo afectan a las personas que se identifican como trans.
Bibliografía:
-Página web de la Asociación Psiquiátrica Americana, donde explican las discusiones sobre el diagnóstico de transexualidad en el próximo manual (DSM V):http://www.dsm5.org/proposedrevision/Pages/GenderDysphoria.aspx
-Sobre las políticas de las asociaciones trans en el Estado español:
Platero R. "Transexualidad y agenda política". Política y sociedad 2009;46(1 y 2):107-28.
-Para ampliar algo más:
Missé M, Coll Planas G, editors. "El género desordenado. Críticas en torno a la patologización de la transexualidad". Barcelona: Egales; 2010.
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