Disfrazada de neutral, la mirada de los medios de comunicación hegemónicos es patriarcal y androcéntrica, porque utiliza el punto de vista masculino como universal y referente a la hora de elaborar la información y la publicidad y de crear opinión. Las mujeres están infrarrepresentadas en los medios. Según el último Monitoreo Global de Medios 2010, llevado a cabo en 108 países, si bien las mujeres constituían en ese año el 52% de la población mundial, fueron apenas el 24% de las personas que protagonizaron las noticias. A la vez, sólo el 16% de la información se enfocó específicamente en las ellas. Este déficit en la representación es también cualitativo, pues las mujeres aparecen sobre todo encajonadas en los roles tradicionales de género de madresposas, víctimas-sufridoras y femmes fatales.Los medios difunden así una imagen sesgada de ellas, que limita sus capacidades para participar y para influir en el ámbito social y político y que entorpece su pleno desarrollo. Esa imagen, además, priva a las niñas de imaginarse y de construirse a sí mismas más allá de esos papeles.
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Mención especial merece la violencia machista, que es tratada en los medios de forma sensacionalista y como si fuera un problema personal, en lugar de sacarla a la palestra pública y de reconocer su origen en las relaciones de dominación propias de un sistema social injusto.
Frente a la comunicación tradicional existe la comunicación no sexista, que se propone trascender los roles y los estereotipos de género y visibilizar a las mujeres como protagonistas en todas las secciones y no solo en las consideradas ‘blandas’: sociedad, cultura-espectáculo y gente-mundo. Apuesta por dar a conocer sus aportaciones a la sociedad, sus luchas y sus demandas y representarlas así en todas sus dimensiones y de modo más ajustado a la realidad actual, una realidad cambiante y que dista mucho de ser la de hace décadas, tiempo en el que parecen seguir anclados los medios hegemónicos. De la misma forma, la comunicación no sexista busca romper con los roles y estereotipos de género históricamente reservados a los hombres. Los representa, por ejemplo, en su faceta de cuidadores y cuestiona sus conductas de superioridad o dominación, violentas o riesgosas.
El feminismo es una herramienta esencial para comunicar de manera no sexista, pues nos brinda las claves necesarias para indagar en las causas y en las consecuencias de las desigualdades -sobre todo en las de género, pero no solo- y para analizar la actualidad de forma crítica y con un ánimo transformador. Como sostiene la periodista Montserrat Boix, “sin el cuestionamiento del poder social, político y económico que plantea el feminismo y la incorporación de la mirada de las mujeres que ha sido históricamente excluida, esta sociedad del conocimiento que se está construyendo será menos plural y democrática”.
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Comunicación no sexista
¿Qué es?
La comunicación no sexista tiene por objetivo:
- romper con los roles, las ideas, las imágenes y los conceptos
que se tienen sobre las identidades masculinas y femeninas.
- visibilizar a las mujeres en los medios de comunicación.
¿Con qué mirada rompe?
La mirada de los medios de comunicación mayoritarios es patriarcal
(sostiene la dominación masculina)
y androcéntrica (utiliza el punto de vista masculino
como universal y referente).
La comunicación no sexista se diferencia de esta mirada, rompe con ella.
El punto de vista de los medios de comunicación que tienen más poder
se hace pasar por neutro.
Sin embargo, no son objetivos a la hora de elaborar la información,
la publicidad o de crear opinión.
¿Qué representación tienen las mujeres en los medios de comunicación?
Las mujeres están menos representadas en los medios.
El último Monitoreo Global de Medios 2010,
llevado a cabo en 108 países analiza que:
- Aunque las mujeres constituyen en ese año el 52% de la población mundial,
fueron apenas el 24% de las personas que protagonizaron las noticias.
- Sólo el 16% de la información se enfocó específicamente en ellas.
La representación de las mujeres se reduce también
a ciertos roles tradicionales típicos:
- madresposas
- víctimas-sufridoras
- femmes fatales
Los medios difunden así una imagen limitada de sus capacidades
para participar y para influir en el ámbito social y político.
Dificultan el pleno desarrollo de las mujeres.
Además, las niñas no pueden imaginarse
y construirse a sí mismas en otros papeles
porque no tienen otros modelos que esos propuestos por los medios.
¿Cómo es tratada la violencia machista en los medios?
Los medios hablan de la violencia por parte de los hombres sobre las mujeres
como si fuera un problema personal.
Buscan causar sensación y emocionar al público
en lugar de analizar la violencia.
No quieren reconocer que la violencia machista
se basa en un sistema social injusto
que permite las relaciones de dominación entre hombres y mujeres
(el sistema patriarcal).
¿Qué propone la comunicación no sexista?
Propone mostrar a las mujeres en todas las secciones de los medios y no solo en
las consideradas sin importancia, como sociedad, cultura-espectáculo y gente-
mundo.
Quiere dar a conocer:
- las aportaciones de las mujeres a la sociedad
- sus luchas
- sus demandas
- todas las facetas de las mujeres
Plantea presentar la realidad actual de las mujeres,
que evoluciona y es muy distinta a la dehace décadas
que siguen mostrando los medios de hoy en día.
De la misma forma, busca romper con los roles históricamente y típicamente
reservados a los hombres.
Los representa, por ejemplo, en roles de cuidadores.
La comunicación no sexista no quiere dar por supuesto
ciertas conductas de los hombres, como actitudes:
- de superioridad
- de dominación
- de violencia
- de riesgo
¿Cómo ayuda el feminismo a la comunicación no sexista?
El feminismo es una herramienta esencial
para comunicar de manera no sexista.
Permite analizar:
- las causas y las consecuencias de las desigualdades,
sobre todo las de género, pero no solo.
- la actualidad de forma crítica.
- la manera de transformar la realidad.
Como sostiene la periodista Montserrat Boix,
si no se incluye la mirada de las mujeres, que siempre ha sido excluida,
y si no se considera la crítica feminista
sobre el poder social, político y económico,
no se puede construir una sociedad del conocimiento diversa y democrática.