El acoso homofóbico y transfóbico o acoso escolar por LGTBfobia, también conocido como "bullying homofóbico y transfóbico", comprende aquellos comportamientos violentos por los que una persona se expone repetidamente a la exclusión, al aislamiento, a la amenaza, a los insultos y a las agresiones. Esta violencia proviene tanto de sus iguales (una o varias personas que están en su entorno más próximo de una edad similar), como de personas adultas, en una relación de poder desigual y que se sirve de diferentes formas de violencia.
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El bullying homofóbico actúa como una serie de sanciones y acciones correctivas dirigidas a forjar y a reforzar los modelos sobre el género, la sexualidad y la identidad. Quienes agreden se sirven de la homofobia, del sexismo y de los valores asociados al heterosexismo para justificar su violencia. La persona que se convierte en víctima será descalificada y deshumanizada y, en general, no podrá salir por sí sola de esta situación o le resultará muy difícil.
Lejos de la idea común de que el acoso escolar por homofobia y transfobia es un problema exclusivo de jóvenes LGTBQI, también señala a cualquier persona que sea percibida o representada fuera de los patrones de género más normativos o asociada con otras personas LGTBQI. En esta situación encontramos que el entorno de iguales es consciente del acoso y permite que suceda, a espaldas de las personas adultas que desconocen o que, a su vez, minimizan la situación tomando la decisión de ignorarla. Así se convierten en colaboradores y cómplices por omisión de actuación. Cuando es una persona adulta quien ejerce la relación de poder con un o una menor estamos ante un abuso más grave, especialmente cuando sucede en un contexto educativo, de intervención social o sanitario.
Alguno de los rasgos fundamentales del acoso homofóbico y transfóbico es que contiene un carácter intencional y causa victimización, que tiene lugar en el seno de una relación desigual de poder entre las partes y que, lejos de ser ocasional, se mantiene en el tiempo. La intimidación entre iguales puede ser física, verbal o relacional y demuestra la intencionalidad del agresor o de los agresores. Podríamos decir que sucede sin provocación previa por parte de la víctima, o bien que el hecho mismo de ser percibida como una persona con sexualidad minoritaria o de tener una construcción no normativa del género es vista ya como un desafío. El carácter continuo y repetido hace que las víctimas no puedan salir por sus propios medios de la situación de acoso, que tiene efectos muy negativos, como ansiedad, baja autoestima, depresión y dificultades para la integración en el medio escolar, entre otros. Algunos elementos específicos del bullying homofóbico frente a otras formas de acoso escolar son la invisibilización y el silencio que cubren las agresiones homófobas en la escuela, la ausencia de apoyo familiar y el contagio del estigma que padecen lesbianas, gays, transexuales y bisexuales a quienes les apoyan, que impide que los y las adolescentes se muestren abiertamente en contra de comportamientos homofóbicos. Otro elemento específico es la normalización de la homofobia, que provoca una interiorización negativa del autoconcepto.
Por otra parte, en la conceptualización del bullying homofóbico solemos olvidar que la homofobia está intersectada y que se articula además a través del género, del racismo y de la clase social, entre otras desigualdades sociales generadoras de estigma. Es decir, que algunos chicos y chicas están en una situación más vulnerable otros y otras y que el acoso escolar homofóbico está enraizado en otras formas de exclusión, que igualmente naturalizamos y permitimos, y que se construyen mutuamente. Es esta interseccionalidad la que produce vulnerabilidad y estigma, el lugar situado que queremos interrogar.
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¿Qué es?
El acoso homofóbico y transfóbico
o el bullying homofóbico y transfóbico
es el acoso escolar por ser Lesbiana, Gay,
Trans o Bisexual (LGTB).
Significa que la persona recibe
comportamientos violentos de manera repetitiva
por parte de compañeros o compañeras de colegio
o personas adultas.
Vive la exclusión, el aislamiento, la amenaza,
los insultos y las agresiones de manera frecuente.
¿Quién la ejerce y quién la sufre?
Quien agreden se sirven de su poder
para castigar o corregir a alguien
porque no se adapta a los modelos de género,
de sexualidad y de identidad.
Utilizan la homofobia y la transfobia
(el odio a los homosexuales, las lesbianas
y las personas trans) que existe en la sociedad)
y el sexismo (la creencia de que los hombres
son superiores a las mujeres)
para justificar sus actos y humillar a la persona.
La víctima puede ser cualquier persona
que no cumple con las normas de género
(que no se comporta como se espera de un chico o una chica)
o incluso sus amistades
por tener relación con ella.
En general, la víctima necesita ayuda
para salir de esta situación
porque le es muy difícil hacerlo ella misma,
ya que se siente sin valor.
Muchas veces, las personas adultas
no saben del acoso y de la violencia.
Otras veces lo saben y, en este caso,
son cómplices por no hacer nada.
Es peor si es una persona adulta
la que maltrata a una persona menor,
sobre todo cuando pasa en el colegio,
en el centro de salud o en una asociación.
¿Qué características tiene?
La característica fundamental
del acoso homofóbico y transfóbico
es que quienes agreden lo hacen adrede,
a menudo y sin que la persona agredida
haya hecho nada.
Las agresiones pueden ser:
Es también característico el silencio,
la ausencia de apoyo familiar
y la imagen negativa de las lesbianas,
gays, transexuales y bisexuales,
que impide que demás jóvenes
defiendan a la persona agredida.
Incluso la víctima puede ver normal
que eso le ocurre porque ella también piensa
que es negativo ser así,
por la normalización de la homofobia.
Las consecuencias para la víctima son:
- Ansiedad
- Baja autoestima
- Dificultades en el colegio
Muchas veces no solamente actúa la homofobia,
la lesbofobia y la transfobia,
sino también otras variables
como la discriminación por raza, clase social y género.