Hace tiempo que me empeñé en clarificar para otra gente y para mí misma conceptos que considero desgastados por el uso abusivo e impreciso que se hace de ellos, convirtiéndolos en comodines y despojándolos de un significado ‘fuerte’. El concepto de igualdad es uno de ellos y este, además, ha tenido derivas indeseables. Si no se considera el punto de partida de desigualdad, la igualdad se puede llegar a oponer a ‘diferencia’ y a confundirse, incluso, con ‘discriminación negativa’. Leer más...
¿Qué es?
La igualdad se refiere a las desigualdades entre los géneros.
En primer lugar, gracias al feminismo hemos podido saber que:
- la equivalencia (mismo valor)
- la equipotencia (mismo poder)
- la equifonía (misma voz)
Por ejemplo, admitir a un examen a personas con los ojos verdes o azules o
admitir en el sistema educativo a chicas y a chicos, autóctonos y extranjeros,
niñas y niños de cualquier origen y condición.
En este caso, la condición de diferencia de origen,
raza o sexo-género no tiene importancia:
hemos tratado social y políticamente la diferencia con igualdad.
¿En qué se sostiene?
La igualdad se sustenta en tres pilares:
Sin embargo, solemos considerar solo la parte de igualdad formal
(de derechos y de obligaciones).
La igualdad es un principio:
¿Qué rechaza?
Por tanto, tenemos que favorecer acciones positivas necesarias
para compensar las desigualdades
que se han dado a personas o a grupos concretos
(a las mujeres por el mero hecho de serlo, por ejemplo).
¿Por qué no se atiende?
Hay que tener cuidado a no oponer “igualdad” a “diferencia”
y a no confundirla con “discriminación negativa”.
A menudo la gente rechaza el concepto de igualdad entre los géneros
porque piensa que ya no hay desigualdad
o porque piensa que es normal
por la idea de que los hombres y las mujeres son diferentes.
Muchas personas no creen en el principio de igualdad
como algo que puede transformar la sociedad
mediante la justicia y la solidaridad,
porque piensan que ya está conseguida o que no es necesaria.
Sin embargo, la igualdad es un principio democrático
que, como la libertad, se debería defender siempre,
ya que si nos descuidemos desaparece.
¿Por qué luchar por la igualdad?
La igualdad es el “tú como yo” y el “yo como tú”.
Ningún ser humano debe nacer con privilegios
ni con discriminaciones sobre en su persona.
El privilegio se sustenta en la discriminación
y en la creencia de superioridad e inferioridad.
Históricamente, el mayor privilegio lo han tenido los varones
(de toda clase y condición, cultura y origen)
a costa de la discriminación de las mujeres
(de toda clase y condición, cultura y origen).
La desigualdad de sexo-género existe en todos los sistemas sociopolíticos
conocidos hasta la fecha, que son patriarcales (de dominación masculina).
Todavía no hay país en el mundo en el que mujeres y hombres
reciban un trato igualitario porque las mujeres son despreciadas
mientras que los hombres son valorizados.