Partiendo de la clasificación de roles de género, de las distintas expectativas que tenemos para las personas según sean mujeres u hombres, llamamos estereotipos de género al conjunto de ideas preconcebidas sobre lo que implica 'ser hombre y mujer' en nuestra sociedad. Esas ideas generalizan los comportamientos de las personas según pertenezcan al género masculino o femenino.
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A partir de los estereotipos, existen conductas que socialmente se consideran 'más propias de mujeres o de hombres', que determinan las actitudes y las conductas con las que nos relacionamos y que generan falsas creencias sobre lo que implica 'ser hombre o mujer'.
Los estereotipos se van inculcando y transmitiendo a través del proceso de socialización sexista que sigue imperando en nuestra sociedad. La discriminación se fundamenta en parte en estos estereotipos, mecanismos fáciles y eficaces para mantener y reforzar la desigualdad entre mujeres y hombres.
Si bien los estereotipos de género varían según las culturas y las sociedades, en todas ellas la diferenciación sexual está fuertemente arraigada y sirve para justificar la discriminación de las mujeres y el papel secundario que juegan. Los estereotipos se instalan en el inconsciente y responden a muchas actuaciones y comportamientos de los agentes sociales y públicos.
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